Acumulados como si el tiempo hubiese extraviado su presencia,


A veces se derrumban en suspiros,
Perenne omisión de existencia,
Inadvertido sesgo de presencia efímera,
Eres luz y oscuridad convergiendo entre emociones,
Sentimientos entrelazados,
Oh miedo inmortal... apiádate de mi,
Olvídame como a ellos,
Abandóname con premura,
Quiéreme de a ratos,
Piérdeme entre el humo,

Recuérdame como su nombre.

Home

"Para ti, papá.

¿Cómo te encuentras?
Espero que todo esté bien. Yo intento estarlo, aunque sea algo complicado. Lo hago porque me enseñaste a siempre sonreír.

¿Dónde estás en este momento?
Espero que no estés angustiado, espero que estés donde siempre hayas deseado estar. Yo, por mi parte, aún no comprendo dónde me encuentro..., desde tu partida, no he logrado comprender qué significa la palabra "hogar" o dónde se encuentra. creo haberlo olvidado.
Dime, ¿es una persona, es un lugar, es un sentimiento? ¿Qué es, qué era?

Espero poder encontrarla pronto, sentir ese calor tan agradable que desprendía aquel sitio donde solíamos vivir, sentir aquella sensación de alegría, de felicidad, de seguridad cuando estabas cerca. Si no tengo la dicha de llegar pronto a "mi hogar", entonces espero poder construir uno tan acogedor y con tanto amor como tú construiste el nuestro en aquella oportunidad; debo pedir disculpas por haberlo extraviado, sé que te esforzaste mucho en él, y tengo la certeza que algún día, cuando yo construya el mío, tú estarás ahí.

Ha pasado un año desde que no estás, un año que se ha hecho infinito y a su vez parece que fuesen sólo segundos. Ha pasado tanto que aún ansío tu llegado, aún estoy esperándote, tengo muchas cosas que contarte cuando te vuelva a ver.

¿Lo recuerdas? El último día que nos vimos, sabíamos que era la última vez que nos veríamos, que realmente era una despedida y con lágrimas en los ojos me dejaste partir. ¿Por qué no me enseñaste a dejarte partir a ti también? Aún estoy esperando aprenderlo. La última vez que te escribí te prometí no llorar, pero a veces no lo puedo controlar, aunque sonría, mis lágrimas se escapan en un intento fallido de hacerte saber lo mucho que me haces falta.

Tengo que confesarte que tengo mucho miedo, mido de perder a alguien a quien amo enormemente y está muy enferma. No sé cómo enfrentarme a esto, pero te aseguro que lo intentaré. Aprenderé a amar, a darle todo mi amor y, cuando llegue el momento, aprenderé a decir adiós.

Aún siento que estás ahí afuera, viviendo felizmente, estando en completa paz; por eso, yo también seguiré viviendo. Dentro de poco emprenderé un gran viaje, espero poder aprender sobre la vida y pondré en práctica todo lo que me has enseñado.

Te prometo que viviré feliz. Encontraré mi hogar, y los esperaré eternamente."

Cher Père

Hola,

Tenía mucho tiempo que no me dirigía a ti de esta manera, mucho tiempo que había olvidado el cómo escribir una carta de navidad. ¿Por qué dejé de hacerlo sin siquiera despedirme? Pues la verdad, no lo sé, creí que ya habías dejado por sentado que no era el niño inocente que te pedía cosas mediante una tradición todos los 24 de diciembre, haciéndome el dormido o el despistado para que te colaras por la puerta trasera permitiéndote dejarme tus mejores esfuerzos bajo el arbolito; creí que era una tontería creer que tú eras otra persona, creí que si lo dejaba de hacer, era respuesta de que ya había madurado, pero no, jamás fue la respuesta y jamás comprendí que para ti significaba tanto como para mí.

Ahora que creo haberme disculpado tontamente, quiero decirte que estoy feliz por ti, feliz por todos los obsequios que me diste, feliz por todo lo que me enseñaste, feliz, porque ahora estás en un lugar mejor cuidándome y observándome, buscando la manera de ayudarme y hacerme comprender lo que antes no podía. Así que quiero que estés tranquilo porque a pesar de todo, me hiciste fuerte, me enseñaste a luchar, me enseñaste a aprender.

Y como la tradición lo dicta, comencemos:

Este año me he portado bien y eso lo sabes. Sé que perdimos algo comunicación cuando me fui del país y no estabas de acuerdo pero aún así respetaste mi decisión, sé que comprendiste que era nuestro última despedida, porque los dos lo sentimos; pero no lo fue, hice lo imposible y volví para despedirme de ti antes de que te marcharas, así que no estés triste.

He tenido muchos logros desde tu partida, y eso lo debes saber mejor, ya que sé que estás a mi lado de alguna manera. Así que quiero que me obsequies algunas cosas para seguir adelante…, quisiera pedirte que estés a mi lado, pero sé que eso no es posible y además sería egoísta perdírtelo de esta forma y en este momento, así que sólo deseo sabiduría, esa que usabas para regañarme y decirme todo lo que estaba mal y cómo tenía que hacerlo.

Deseo fortaleza, para poder afrontar todos los retos que se me presentarán de ahora en adelante, y ya como no te tengo aquí para aconsejarme, me la debes.

Deseo salud, necesito ser tan sano como pueda estar, ya no estás a mi lado para llevarme la sopa a la cama o para llevarme a algún médico cercano si se presenta una emergencia, ahora soy yo el que debe llevar al que lo necesite.

Deseo tranquilidad, sé que estás en un lugar mejor, sé que debo comprenderlo, sé que estoy haciendo mi mejor esfuerzo, pero a veces, cuando siento que he avanzado mucho y creo caer desde muy alto y que todo comienza desde cero y no sé cómo hacer para levantarme…, Ahora bien, sé que te he pedido muchas cosas, creo que estas cosas son mucho más difíciles de conseguir que cuando estaba chico, pero quiero pedirte una última …, deseo que seas feliz, deseo que estés bien.

Así que yo también lo haré, me limpiaré las lágrimas, sonreiré de verdad y viviré con el mejor optimismo que pueda conseguir, me esforzaré, por ti y por mí.

Recuerdo tu expresión cuando nos mirabas escribir las cartas, esa mirada de alegría y un poco de preocupación porque la mía siempre era la más larga. Ahora es igual, no he cambiado mucho en ese aspecto, tiendo a escribir mucho, a hablar demasiado y a explicar más de la cuenta; pero eso siempre te agradó.

Creo que ya no tengo más nada que decirte, como siempre dejé todo a última hora y debo salir a ayudar con los preparativos de la cena, así que debo despedirme.

Si me enseñaste a ser fuerte, ahora enséñame a vivir sin ti.

Sin más que acotar, recuerda que te quiero demasiado.

Para: Papá
Para: “Santa o el Niño Jesús”. 

¿Qué es gratitud, justicia, honestidad..., un título?

Un grito de ayuda que se ahoga en el ego, que no es escuchado por el ello ajeno, y aun advirtiendo aquel suicidio premeditado, prefiere no escuchar, no intervenir hasta que todo está culminado, cuando el cuerpo  del ego subyace en los suburbios de su mente, entre un charco de conocimientos que no tuvo el valor de aprehender, de hacerlo suyo. Entonces, el ello asiste, cuando no hay nada que hacer, ya que el cuerpo está ahí, inerte, sin vida, o con más vida que antes, lo cuál es aun más trágico.

Si el ego sigue con vida, se apacigua, se inmuta, crece, se desarrolla, toma el conocimiento y se esfuerza por comprenderlo, creando nuevos esquemas mentales, pero sabe cada vez menos que antes, y eso lo frustra, lo comprime, lo asfixia, lo excita, lo llena, lo satisface; porque así debió ser siempre, ¿había la necesidad de morir? Sí, y moriría muchas veces más, porque su curiosidad lo ameritaba, sus demonios se lo pedían, el conocimiento lo hacía necesario; morir y resucitar

Y así se extravió en el vapor de aquella taza de té, que el ello ajeno, como de costumbre, demoró en traer.

¿Qué hay más allá del vapor, del afecto, de la acción, del impulso, del egoísmo, de la muerte?

Masques

Pues..., has leído a la persona equivocada, has seguido a un gran actor, a un gran mentiroso.


"Durante mucho tiempo temí ser quien era, porque la sociedad me enseñó que hay algo malo en ser como yo soy. Algo que nunca podría ser querido". 

Todo estaba mal, el tipo que todos querían, que apreciaban y  que algunos idolatraban, era una máscara que yo construí, uno de mis demonios, mi más perfecta creación. Ciertamente fue sencillo engañar a las personas, incluso a mi mismo; tomar unos fragmentos de estereotipos sociales, unas cuantas palabras y actitudes por aquí y por allá, un sí, un no, una sonrisa y seguir caminando, todo era perfecto, todo era... lo que hacemos de cuando en cuando para impresionar a las personas, para comenzar a establecernos como un ser político y así poder silenciar las vehementes opiniones sociales, ¿no es así? 

Eso hacemos cuando estamos inseguros, cuando no queremos ser juzgados, cuando sabemos que con un mal paso, seremos cazados, seremos herejes sociales, seremos una desgracia, seremos ese ser "diferente y odiado". Pero..., ¿cuántas personas no se esconden de sí mismas? Esa es la pregunta que nos tortura, esa es la crianza que nos inculcaron..., ser como todos; pero eso esta mal, muy mal.

Pero a pesar de todo, hacemos tal estupidez, olvidándonos de quienes somos, intentando agradar a quienes queremos, olvidándonos de querernos a nosotros mismos. Y, si bien eran ciertos los comentarios que escuchaba, todo estaba aún peor, significaba que mi demonio se apoderaba de mí, que mi máscara social era perfecta, y que yo, no existía...

Entonces, ¿quién soy?

Soy, soy todo lo que he querido ser y he guardado; 
Soy esas caricias que nunca di, 
Soy esas sonrisas que siempre conservé, 
Soy  esos suspiros que me esforcé por olvidar,
Soy la música que escucho,
Soy los libros que colecciono,
Soy mis miedos y mis valentías,
Soy mis manías y supersticiones,
Soy luz, soy oscuridad,
Soy eso que busco en el fondo de una botella,
Soy lo que jamás encuentro entre el humo,
Soy lo que escondo,
Soy mis demonios,
Soy un farsante,
Soy...

No, no soy nada, no soy quien crees que soy...,  soy un recipiente de sentimientos atados, un pañuelo de frases rotas, 
Sólo soy un gran actor.

...

Eso decía la placa encima de la estantería donde se encontraban mis máscaras empolvadas, las miré con fijo detenimiento mientras intentaba encontrar alguna razón por la cuál debería sacarlas de aquél lugar tan olvidado, pero, en el intento fallido de tal presunción estúpida, mi álter bajó las cortinas.

—Deja de llorar mentiras, creí que ya eso lo habíamos dejado atrás. No tenemos objetivo alguno para utilizarlas, idiota –espetó álter muy complacido de su ocurrencia. 

—Pero es que –dije titubeando con sumo cuidado—...

—Pero nada, no entiendo a quién intentas impresionar, todos ellos están muertos.

Letras confusas