El simple hecho de no poder tenerte, aún sin recordar tu existencia, me abruma;
Pues todos anhelamos una caricia en nuestros sueños, unos "buenos días" al despertar,
Una sonrisa en la mañana, un "te quiero" que no veamos culminar.
"He pasado muchas veces por loco a causa de esto, y la verdad, es que estoy loco cuando lo hago".
Escribiéndote sin ser leído,
Escudriñando cada letra con la esperanza de conseguirte entre ellas; aunque sé que así, corro peligro...
Sí, peligro, cuando tu nombre se escape de mis escritos y cobre venganza de mis palabras,
Cuando mis lágrimas se alíen contigo en un intento fallido de cegarme con sentimientos,
Cuando mis recuerdos manipulen mis cuerdas vocales anudándolas con la fuerza suficiente para que el dolor me deje sin habla,
Cuando todo se haga presente,
Cuando el fondo de aquella taza de café se acabe,
Cuando tu olor deje de existir en ese lado de la cama que parece un vacío interminable,
Cuando esa sonrisa ya no pase por mi mente,
Cuando tú estés de nuevo a mi lado, queriéndome entre ilusiones...
Quizá cuando eso suceda, apreciaré el sufrimiento.
Apreciaré tu presencia,
Me aferraré de nuevo a ese calvario,
Asesinaré a mi orgullo,
Coseré mis sonrisas rotas,
Bajaré mis mangas hasta mis nudillos escondiendo tu ausencia,
Abrazaré nuestros errores,
Me reconciliaré con el olvido que alguna vez me consumió,
Y, finalmente... Estaré muerto sin estarlo.
Entonces, al fin estaré listo para partir, desenterraré la llave de aquel mundo destruido, ¿lo recuerdas? No, seguramente jamás conversamos acerca de él, y yo decidí no hacerlo aunque me hubieses ayudado a escapar de aquel lugar. Escapé con la ayuda de tus "verdades" bien elaboradas, para mi eso eran, lo sabía bien, desconfiaba de ti, y por eso ese lugar era mi secreto, no nuestro como lo era todo lo demás.
No te preocupaste tampoco por indagar sobre lo único que escondía, sobre mis secretos; para qué averiguar sobre un lugar donde ni siquiera el agua cumple su utilidad, donde los suspiros son ahogados, donde un espejo no refleja falsedades, donde el tiempo está disgustado con el mundo, donde el silencio tomó el control de las palabras, donde tú no mientes, donde tú me necesitas; ¿lo ves? Todo está averiado, todo está al revés.
He escrito sobre ese sitio en reiteradas ocasiones, sobre algunas de sus partes, sobre cómo el color fue hurtado y no habitan más personas que nosotros mismos; algunas veces se me escapaban fracciones de aquel lugar tan maravilloso que había sido destruido, pero no te interesaba en lo absoluto.
Eras una coraza de carisma tan cautivadora... Supiste apañártelas para cautivarme, cautivar a tantas personas, jugando con nosotros como si fuésemos simples piezas sin valor, como si las reglas estuviesen a tu favor, como si fuese tan divertido como nuestros momentos juntos; esos momentos de locura, de sonrisas o de sexo, de irrealidades.
Pero ya eso no existe, nosotros nos encargamos de ello, nos encargamos de tu partida; ahora es mi turno de partir, escapar de esos sentimientos que han dictado una orden de captura contra mi racionalidad; así que tendré que ocultarme, de ti, de tu partida, de mis recuerdos, de mi.
Por eso, si llegases a volver, si todo llegase a ser como antes; estaré muerto sin estarlo.
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