Ambigüedad

Traté de adiestrar a mi corazón, traté de hacer comprender a mi razón. Luego aprendí que es más sencillo olvidar que adiestrarlos.

Tratar de ser fuerte no es sencillo, por ende aparentamos serlo.
Somos más vulnerables de lo que aparentamos, más fuertes de lo que creemos ser, pero por alguna extraña razón, podemos llegar a fortalecernos con heridas, con errores, con un simple nombre en nuestra monotonía.

Despertar es la parte más complicada del día, saber que no estarás a mi lado en todo momento, pensar que no te preocupas en lo absoluto por mi al notar que tu mensaje no se encuentra en mi bandeja de entrada, apartar mi apetito a un lado por darle prioridad a mis pensamientos, intentar no estar malhumorado toda la mañana para que no puedan avistar con mi comportamiento lo mucho que te extraño, todo es un reto, un reto divertido e interesante, doloroso.

Si todo fuese sencillo entonces no tendríamos por quién sufrir, por quién pensar, por quién sonreír o de donde aprender.

Una mente retorcida es lo único que poseo, me aceptaste de tal manera y por la misma razón te terminarás alejando. ¿No lo haces en ocasiones ya? La ausencia en en muchas oportunidades toca mi puerta, se sienta a conversar conmigo y sólo consigue obsequiarme un poco de tristeza; más tristeza para aquél saco que está apunto de reventar. 

¿Cuánta tristeza podremos tener en nuestra posesión antes de que esta tome vida y nos consuma? Siempre le formulo aquella incógnita a mis lágrimas, pero ellas sólo descienden en silencio, callando todo ese dolor que suelen aguantar hasta desvanecerse en mi regazo. 

—¿Dónde quedaron esos mensajes que debí recibir?—Reproché con desgano. 
—En tu ilusión, lo más probable— Me respondieron mis recuerdos.

Entonces sonreí porque a pesar de todo aún tengo mucho que desear, mucho que querer y mucho por lo que llorar. "Es sólo una etapa", esas palabras aún resuenan en mi mente, aunque son realistas y dolorosas, son tan ciertas como lo que siento por esa persona.

Y con una esperanza en la mirada levantaré el rostro, caminaré con mi máscara de sonrisas, esperaré lo inesperado.

Esperaré un "te quiero".

Ansiedad

El tiempo siempre apremia a los desafortunados, hoy en día me atrevo a decir que soy una prueba auténtica de ello.


Había pasado tanto desde aquel entonces, ya su imagen no se reflejaba en mi memoria, sólo sabía que aún existía en mis deseos, que esa llama de lucha no se había extinguido y aún, tenía esperanza. Sólo recordaba su sonrisa con exactitud, esa que me enamoró cuando la vi aunque sea por unos minutos, estaba grabada en mis sentimientos.

Faltaban ya veinte para las seis, estaba exhausto pero aún no quería marcharme de aquel lugar; siempre me ha agradado la música, ese concierto en el que me encontraba era excepcional y aunque era hora de partir, me detuve a comer algo. Una figura se paseó en frente de mi, una muy familiar, una que atormentaba mis sueños y ahí supe con precisión de quién se trataba, era ella. Intentando engullir difícilmente el pedazo de pizza que me quedaba, sólo alcancé a decir su nombre, no quería dejarla escapar, no quería pasar por ese calvario nuevamente, no sin ella. 

Sus ojos verdes se posaron en mi, haciéndome alucinar como la primera vez que nos vimos, no podía creer que volvería a ver esos risos tan oscuros como mi sombra, esa piel tan blanca como una nube, estaba paralizado. Lentamente se acercó a saludarme y se detuvo a medio andar, sostuve un grito ahogado intentando no aparentar mi ansiedad, pero ella lo notó. Sonrió como si estuviese avergonzada, me abrazó y se marchó sin más.

Esa inquietud que se presentaba en mi cada cierto tiempo, esa frustrante melancolía de poder recordar por qué la quería tanto, por qué mis recuerdos siempre apuntaban a un rostro sin facción alguna, se disipó al verla.

Sólo añoraba uno de sus besos, una de sus caricias, quizás un "te quiero", quería sentirla a mi lado, quería hacerla mía y saber que jamás se marcharía; pero sabía que eso no era posible, ella no estaba interesaba en lo absoluto y yo, sólo tenía que aceptarlo, por eso la había intentado olvidar sin éxito alguno y ahora todo había vuelto a renacer. 

Estuve días desorientado, queriendo revivir ese momento, verla por tan sólo unos segundos fue como haber logrado cada una de mis metas, sentía que era sólo mía aunque así no fuese, ya no sabía qué hacer para volver a hablarle, no tenía el valor para hacerlo y volvería a sufrir solo, nuevamente...

Entonces mi móvil sonó.

Letras confusas