¿En qué nos convertimos?

El color es lo primero que se pierde cuanto tenemos conciencia. 

      En ocasiones nos sentamos a pensar en todo lo que alguna vez quisimos, lo que alguna vez amamos y ya lo hemos perdido, aquellos juguetes que tanto nos gustaban, la amistad de esa persona que tanto añorábamos o inclusive aquellas raspaduras que eran "incurables".

A medida que crecemos vamos abandonado poco a poco lo que nos hizo ser lo que somos hoy en día, una caricatura, el libro de lectura que tanto odiábamos o mucho peor, nuestros amigos de la infancia.  

Una hormiga, una hoja, un simple grano de arena, todo eso era un mundo nuevo para nosotros, lleno de curiosidades e impresiones pero se ha quedado sin color, ya no son relevantes en nuestra vida, hemos olvidado apreciar hasta los pequeños detalles. 

"¿Qué ha pasado? Los chupetes se convirtieron en cigarros, el agua en vodka, las bicicletas en carros, los besos en sexo. ¿Te acuerdas cuando volar significaba columpiarse muy rápido? ¿Cuándo 'protección' significada usar casco al ir en bicicleta? ¿Cuándo lo peor que podías recibir de una persona eran piojos? Los hombros de papá eran el lugar más alto del mundo y mamá era heroína. Tu peor enemigo era tu hermano, los problemas de velocidad eran causados por alguien que corría más rápido. 'Guerra' era sólo un juego y la única droga que conocías era el remedio para la tos. El dolor más fuerte que podías sentir era el de tus rodillas raspadas y 'adiós' significaba 'hasta mañana'. Todo era lo mejor del mundo, pero no pudimos esperar crecer".

Pasión irracional

"No siempre los suicidas son cobardes, no siempre los cobardes son suicidas".


Desde lo más recóndito de mi mente estoy escribiendo esta nota, este pedazo de papel que intentará expresar lo poco que me queda, nada.

El tiempo se ha detenido aquí, nada sirve, los espejos no reflejan, el agua no sacia mi sed, el fuego no me da calor. Todo es extraño, fuera de lugar; mi país de las maravillas se ha venido abajo, ya no tiene arreglo.

Estoy sentado en la mesa del bosque, aquella donde nos reuníamos para tomar el té, mis personajes, mis sentimientos y yo. Mi vida se ha desvanecido entre mis manos por no tener un poco de valor para enfrentar la realidad.

Sí, la realidad. Un loco enamorado, ¿quién lo diría? Todos hemos escuchado la expresión "loco de amor", pero ¿loco enamorado? Vamos, eso es nuevo, y eso fue lo que se infiltró en mi mundo, en mi mente.

Cómo una simple persona puede voltear todo de cabeza, cómo una simple persona puede arrebatarte tus ideales, tus convicciones y dejarte solo, sin nada a qué aferrarte, sin nada por lo qué vivir.

Esta mesa está vacía, mis invitados se han marchado, el azúcar se ha escaseado y el té se ha agotado. Mis pensamientos son cada vez más confusos, mi estómago me dice que algo anda mal pero ¿qué será? Últimamente no he comido mariposas ni ningún otro tipo de insectos.

Mi corazón está desesperado, intenta buscar ayuda en algún lugar, ayuda que no encontrará en este inhóspito lugar, en esta mesa de recuerdos y añoranzas.

Lo único que puedo recordar son tus sonrisas, tu gran sentido de humor, tu piel tan blanca como la de un conejo y por supuesto tus hermosos rizos dorados, aquellos que me cautivaron desde la primera vez que te vi.

Me resguardo en este lugar desde aquel momento, el momento en que no tuve el valor para decir lo que siento.

Estoy loco y eso me agradaba, pero por estar loco me he enamorado de ti.

Secretos

Siempre confuso, frívolo, sin sentimientos.


Estoy nuevamente en ese lago, un lago desolado, un lago tenebroso. Intento recordar qué fue lo que realmente perdí pero aún no me llega nada, desecho el pensamiento rápidamente.

Camino poco a poco hasta que puedo observar el agua con detenimiento, aguas sosegadas con un misterio dentro, secretos, eso es lo que contiene el fondo de este extraño lugar.

Hay algo dentro, algo se asoma en la superficie del lago, pero no me impresiono al verle, le estaba esperando.

Sus facciones son minuciosamente detalladas, casi se pueden palpar; sus ojos completamente negros, vacíos, sin sentido de la vida, debajo de ellos se encuentran dos bolsas que buscan expresar sus pesadillas y angustias.

Las clavículas se le marcan de manera exorbitante, tiene problemas pero no los sabe sobrellevar, se deja dominar por ellos, está sufriendo.

Una sonrisa quebrada, un intento de expresión buscando exteriorizar aunque sea una mínima sombra de alegría.

¿Quién le ha hecho eso? 
¿Por qué está sufriendo ese calvario?

Su aflicción le llevará a la perdición, pero no puedo evitar eso, tiene que ayudarse a sí mismo pronto o ya no habrá vuelta atrás.

Me acerco un poco más para verle de cerca. Su cabello es de color castaño el cual tiene un aspecto vívido aunque desordenado, lo único que le queda de su pasado. Me mira con curiosidad como si estuviera detallándome.

Sus ojos se llenan de horror al darse cuenta de lo que está viendo.
Y entonces me encuentro parado en el borde del lago, mirando un reflejo, mirando aquella superficie que no hace más que escenificar lo que realmente soy. 

Estoy atrapado en un lago inhóspito, un lago de desesperanzas.

Anonimato



Una carta llegó al umbral de mi casa, era un sobre de color negro un tanto peculiar el cuál sólo llevaba mi nombre escrito en la parte delantera. Me apresuré en abrirla:

     
      "Sólo te escribo esta carta para despedirme, expresando mis últimos sentimientos hacia ti, intentando aceptar que todo fue una ilusión y jamás iba a suceder lo que deseaba; pero eso es parte de la vida y tengo que aceptarlo.

'Aceptar' una palabra un poco descabellada, porque si a las situaciones de la vida nos referimos jamás las terminamos aceptando, ya sea por capricho o por el simple hecho de que no estamos a gusto. Nos terminamos acostumbrando y  a eso le llamamos 'aceptar'.
Sí, costumbre, eso fue lo que me sucedió contigo, me acostumbré a tus miradas, tus caricias, tus sonrisas y tu presencia. Sentarnos a hablar por horas, contarnos todo lo que sentíamos y vivíamos a diario. Me hiciste dependiente al cariño que me ofrecías y cuando éste se agotó quedé desorientado.

Ya todo quedó en el pasado, nada importa, ni tú ni yo, sólo esos sentimientos que quedaron destruidos, esos sentimientos que te he enviado en esta carta.
Espero que entiendas lo que sucedió, lo que está sucediendo y lo que sucederá si no aprecias a las personas que tienes a tu alrededor. Vivirás en el anonimato, con temor a las sonrisas, a los sentimientos, a las personas, si no amas, éso te sucederá; tarde o temprano terminarás desvaneciéndote entre el olvido, entre el tiempo, entre los recuerdos. No prevalecerás ni en la memoria de las personas que alguna vez te quisieron, ese será tu destino.

Con cariño, tu mejor amigo".

Por una pizca de orgullo.


Si tan sólo quizás...


      Un día lluvioso como cualquier otro, todos estaban emocionados por mi llegada. Los días en el campamento fueron un tanto tortuosos, aunque conocía a muchas personas, estar lejos de ella me disgustaba de sobre manera. Caminé entre el bullicio con una sonrisa forjada, aún buscando el rostro que tanto ansiaba encontrar; sin éxito me di por vencido.
Pensar en que aquella persona que tanto aprecias no está presente para recibirte, pensar en que sólo aceptaste que organizaran la bienvenida para verle ahí entra la multitud, para abrazarle y decirle cuanto le quieres. La decepción se apoderó de mi mente.

Habían pasado unas horas desde que llegué a la reunión, estaba agotado y un tanto afligido, deseaba irme. Todos se estaban se estaban retirando y entonces recibí una llamada al móvil, le ignoré y me subí en el auto intentando huir de ese lugar lo más rápido posible.

Eran 110km/h, una velocidad un tanto elevada. La música a un volumen moderado, las risas eran jocosas y subidas de tono, todo iba excelente o eso creíamos. Un auto se integró en la vía de manera repentina –uno de gran tamaño por lo poco que pude denotar–, se dirigió con gran agilidad hacia el asiento donde me encontraba, las risas cesaron momentáneamente, un grito ahogado se asomó en mi garganta, estaba completamente atónito; entonces entendí que era muy tarde. No hay tiempo.

Mi orgullo y resentimiento hicieron de las suyas, todo acabó. Me distanciaron de lo que tanto quería, me arrebataron sin compasión lo que en algún momento tuve. Si quizás hubiera atendido esa llamada aún estuviese a su lado.

¿Confesiones o realidades?

Confieso... Confieso que no sé nada, aunque si no fuera el caso, no perdería mi tiempo intentando convencerte.


      Si de locura hablamos a todos un tornillo, quizás dos, probablemente tres. ¿Qué es la locura? ¿Qué es lo que hacemos o pensamos para que las personas nos etiqueten de extraños?

La respuesta es sencilla, lo que hacemos es vivir, seguir adelante sin mirar hacia los lados, tomar decisiones arriesgadas y claro no olvidamos expresarnos. 

La "razón" es la que nos da las opciones más convenientes para efectuar acciones, aún así nosotros estamos completamente en contra de ella, ya que se nos hace un poco dificultoso seguir los parámetros al pie de la letra. 
Todos hemos estado en contra de nuestros pensamientos alguna vez, hemos olvidado nuestras convicciones y emprendemos un viaje a través de riesgos e inseguridades; un ejemplo claro de esta extraordinaria aventura se puede denotar con una simple palabra la cual nos hace adentrarnos en un mundo netamente abstracto: Amor.

La sociedad siempre busca una manera de llevarte a sus confines absurdos y oscuros, intentando moldearte a su pensamiento, inculcándote sus ideales sin siquiera dejarte formular una simple pregunta "¿Por qué?".

Sigilo


Como esa manzana que tanto me tentó,
Aquella que según la historia era un pecado,
Que según los cuentos era la muerte.



      Una luz tenue se reflejaba en nuestras mejillas, los árboles cubrían todo el escenario, estremeciéndome con sus crujidos tenebrosos, todo era digno de una película de horror. Le tomé la mano con cautela tirando de ella suavemente hasta llevarla a mi corazón el que tenía un zumbido desenfrenado similar al compás de las manecillas del reloj. Ellos aprendieron a reflejar dolor, angustia, desesperanza; digno de ser el espejo más perfecto del alma. Ya no había vuelta atrás.

Me dolía la cabeza, mis entrañas se estremecían, las sienes me martillaban en una secuencia poco agradable. Todo el bosque había desaparecido a mi alrededor en poco tiempo, el olor a tierra e incluso el mismo olor a óxido que enloquecía mis capilares brotando de la herida en mi costado derecho, no tenía sentido, ya nada era lo que veía hace unos instantes, nada importaba; sólo el cuerpo que yacía en frente de mí.

Su dulzura aún era impecable, su cabello negro caía con cautela en mi regazo, los ojos grises perdían poco a poco su luz, era más pálida de lo normal y eso me hacía enfurecer. Aún empapada en sudor era hermosa.

Si tan sólo quizás no hubiese más personas en su búsqueda, sin tan sólo quizás no supiese ese secreto tan aterrador, las cosas habrían sido distintas y la vida no me habría permitido alejarme de lo más preciado.
¿Quién iba a pensar que algún día tendría que asesinar a la persona que tanto amo?



Letras confusas