¿En qué nos convertimos?

El color es lo primero que se pierde cuanto tenemos conciencia. 

      En ocasiones nos sentamos a pensar en todo lo que alguna vez quisimos, lo que alguna vez amamos y ya lo hemos perdido, aquellos juguetes que tanto nos gustaban, la amistad de esa persona que tanto añorábamos o inclusive aquellas raspaduras que eran "incurables".

A medida que crecemos vamos abandonado poco a poco lo que nos hizo ser lo que somos hoy en día, una caricatura, el libro de lectura que tanto odiábamos o mucho peor, nuestros amigos de la infancia.  

Una hormiga, una hoja, un simple grano de arena, todo eso era un mundo nuevo para nosotros, lleno de curiosidades e impresiones pero se ha quedado sin color, ya no son relevantes en nuestra vida, hemos olvidado apreciar hasta los pequeños detalles. 

"¿Qué ha pasado? Los chupetes se convirtieron en cigarros, el agua en vodka, las bicicletas en carros, los besos en sexo. ¿Te acuerdas cuando volar significaba columpiarse muy rápido? ¿Cuándo 'protección' significada usar casco al ir en bicicleta? ¿Cuándo lo peor que podías recibir de una persona eran piojos? Los hombros de papá eran el lugar más alto del mundo y mamá era heroína. Tu peor enemigo era tu hermano, los problemas de velocidad eran causados por alguien que corría más rápido. 'Guerra' era sólo un juego y la única droga que conocías era el remedio para la tos. El dolor más fuerte que podías sentir era el de tus rodillas raspadas y 'adiós' significaba 'hasta mañana'. Todo era lo mejor del mundo, pero no pudimos esperar crecer".

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