Su mirada

Y sin querer me enamoré de su mirada, de sus ojos, de su ventana hacia el alma.       

No tenía ganas de discutir, de conversar con alguien, sólo quería huir. Sé que no debemos escapar de los problemas, al final siempre te terminan encontrando, pero ya estaba cansado de ella, de su perfección, de su indiferencia, de su sonrisa. 

Aquellos risos de color cobre, tan vívidos que me hipnotizaban, sus dos lagos tan verdosos y expectantes, tan intensos y profundos. ¿Cuántos secretos podría guardar aquella persona que tenía en frente de mi? ¿Acaso ya no era interesante con tan sólo verla? Pues no, era aún más que eso, aquellos luceros reflejaban tristeza, inseguridad, temor.

Besar sus pecas haciendo un recorrido por su cuerpo era un recuerdo que no podría olvidar con tanta facilidad, verla por horas y juguetear con aquella cabellera mientras dormía en mi regazo, fotografiarla cuando menos se lo esperaba, todo eso era perfecto.

Aunque era hermosa, todos nos cansamos de ser siempre ese "Hola", de dar todo por el todo y no recibir nada; eso fue lo que sucedió entre nosotros, entre mis sentimientos. Sólo quería alejarme de todo y lo logré. 

Estábamos en un café conversando cuando me di cuenta que nada funcionaría. Me levanté bruscamente de la mesa intentando ignorar su expresión, salí del establecimiento lo más rápido que pude, y corrí, corrí como si no hubiese mañana, como si quisiese volver al pasado, a aquellos hermosos momentos. Lo que no esperaba es que ella viniese detrás de mi.

El aire que pegaba en mis mejillas era frío y esa sensación me agradaba, el sonido del aire transcurriendo por mi cuerpo era maravilloso. Al transcurso de unos segundos ya estaba muy lejos de ella, pero no de mis recuerdos, había llegado al lugar donde nos conocimos. 

Me incline sobre la orilla asegurada de aquel puente sobre la playa. El olor a salitre comenzaba a rasgarme el interior de mis fosas nasales  Estaba oscuro. Observe el mar como si nunca hubiese visto una superficie tan inusual. Oscura, casi inexistente. Abrace el recuerdo de su olor, no podría vivir pensando que ella no estaría conmigo. 

Imaginé nuestro primer beso, sus caricias, su manera de observarme, pero ya no estaría a mi lado, ya no sería mía. Y sin pensarlo me entregue al vacío. Sentí como las heladas aguas me acariciaban y deje que mi cuerpo se hundiera, con toda su pena. Sabía que era mi fin, que todo culminaría sin siquiera decir adiós pero ya no había vuelta atrás. Simplemente, deje de respirar.

No quería vivir, ni morir, sólo alejarme de ella.


Entendimiento

Si enamorado estoy, entonces que el amor se apodere de mi día a día, que éste sentimiento se convierta en mi monotonía.


      Caminar con nuestro ser amado siempre ha sido un gran sueño, nuestro deseo más profundo, ese día, ella me lo concedió. No fue sencillo convencerla  ya que, nuestra historia no era algo por lo cual hacer reverencia, pero poco a poco fue cediendo a mis peticiones.

Era ya la hora del ocaso cuando decidimos despedirnos, conversar por horas con ella es absorbente. Sus historias para mi son como cuentos para un niño, como droga para un enfermo; así que sólo la escuchaba y una que otra vez, ella paraba para prestar atención a algún relato tonto que del cual tenía que platicarle y entonces continuaba con sus crónicas fascinantes. 

No podía dejar de observarla, sus ojos me atrapaban como si fuesen torbellinos buscando derribarme, como si me hipnotizasen con una determinación devastadora, cuando al fin lograba girar la mirada, ya era tarde, mis mejillas estaban coloradas y mi corazón emitía un sonido tan abrumador que todo el que se acercara podría escucharlo. 

Ella aún no entendía por qué reaccionaba de esa manera, por qué cuando se acercaba yo intentaba escapar, intentaba alejarme a como diera lugar, pues la respuesta es simple, no quería ilusionarme.

Cuando por fin logra emitir una frase para culminar nuestro encuentro intento pensar en otra cosa, no quería que se apartara de mi lado, pero no había otro remedio, teníamos que emprender nuestro camino nuevamente y decidí prestarle atención:

—¿Por qué colocas esa cara? ¿Acaso no quieres estar a mi lado? —Me dice con dulzura, cautivando cada uno de mis capilares, como si me acariciara con su voz.

—No es tan simple como parece J. —Le respondo evadiendo rápidamente su mirada. 

—¿Entonces que es lo que sucede? —Me espeta con angustia.

—Cuando aprendas a entenderme, entonces estaré perdido.

No sabía si ella prestaba atención a la situación desde mi punto de vista, pero ya no había vuelta atrás, ella siempre sabía como entrar en mi mundo, como sacar las respuestas apropiadas.

—¿Por qué estarás perdido? —Pregunta sin haber comprendido ni una sola palabra.

—Porque descifrarás todas mis miradas, mis comentarios, mis expresiones, y ya no podré ocultar lo que siento, lo que pienso, lo que anhelo.

—Poco a poco lo descubriré —Estaba en lo cierto, siempre lo descubre.

—Eso es complicado, demasiado —La miro a los ojos con el deseo de usurparla por completo, de besarla como si no hubiese mañana.

—Me gusta lo complicado, poco a poco lo averiguaré —Me impone.

—Entonces, ya tienes un reto.

Otro presente por San Valentín

Quizás en el pasado hubiera dado mi vida por ella, pero hoy en día, su vida será quién se arrodille ante mi.


      Un día antes de San Valentin todos hacen los preparativos, comprar sus obsequios, elaborar sus cartas de amor y la floristería se llena de encargos; yo como todos los años, no hago nada. No me interesa un amorío de semanas o una persona que esté a mi lado sólo para que me haga compañía, al fin y al cabo la mejor acompañante es la soledad.

Pero no les mentiré, sí me gustaba alguien  una chica muy peculiar, sus ojos eran prominentes de un color castaño claro, el cabello tan oscuro como una sombra y su piel pálida de color blanco mate, era perfecta y yo, pues un simple fotógrafo que sólo sabía captar la magnificencia en un abrir y cerrar de ojos, y ella lo era.

Tenía fotografías donde su belleza era tangible, pero jamás una fotografía donde nos encontrásemos los dos, eso me afectaba pero intentaba no pensar ello. Éste año decidí hacer algo distinto, algo que saliera de los parámetros conocidos, un regalo que de seguro a ella le encantaría. Una sesión de fotos, eso sería perfecto, seguramente quedaría impresionada, yo saldría triunfante y le declararía mi amor.

El día de San Valentín todos sus pretendientes le regalaron infinidades de presentes, costosos a simple vista, pero por mi parte, sólo le llevaba una carta y un collar que tenía un corazón tallado por mi. Me acerqué con cautela y le di mi presente, al abrir la carta sus rasgos cambiaron, estaba completamente cautivada y aceptó de manera inmediata, pero rechazó el collar diciendo que no me quería, que no utilizaría esa asquerosidad y podía echarlo a la basura.

Mi corazón se partió en mil pedazos ¿de verdad no tenía ni una oportunidad con ella? ¿Aceptaba mi amistad por un simple interés? Sí, interés, por eso me permitía estar a su lado. Mi temor más oculto se había vuelto realidad, el rechazo. Todos tememos al rechazo, algunos lo pasan por alto o simplemente lo ignoran, por mi parte es un golpe directo a cualquier sentimiento y puede cambiar fácilmente tu manera de pensar, y eso fue lo que sucedió.

La cité para antes del atardecer ya que esa hora es magnífica para hacer buenas fotografías. Cerca de mi casa había un bosque frondoso, a unos cuantos kilómetros se encontraba un lago dentro de el, un lugar perfecto para elaborar mi respuesta a su rechazo.

Mientras arreglaba todo el material tocaron la puerta de mi casa, era ella, con un vestido gris impresionante, sus bustos sobresalían de el, su cabello destacaba y sus ojos podrían penetrar cualquier cosa que se propusiese. Pero ya era tarde, ya no estaba interesado y eso era un factor importante que quizás ella debió haber notado.

Caminamos hasta el lago y en el trascurso hicimos varias paradas, visualicé el bosque como nunca antes, ya que ese sería mi escenario. Los árboles de secuoya se extendían en todo el perímetro, tan altos que parecían llegar al cielo, tan aglomerados que la luz apenas llegaba hasta nosotros. El lago estaba impecable como siempre, sus aguas expectantes tan azules como el mismo cielo, su amplitud era hermosa. 

Ella no pudo esperar y decidió comenzar enseguida, claro que yo también, entonces saqué del bolso unos de los implemento que utilizaría. 

—Mi padre tenía afición por la caza, hurtar una de sus dagas no fue lo complicado. Claro que tú no debes preocuparte, no creo causarte más del dolor que tú ocasionaste. Por eso no sufrirás cuando te extirpe el "corazón". Digamos que siempre quise poseerlo, pero vamos, jamás creí que lo tendría literalmente entre mis manos.

Amor de jóvenes

Si alguna vez os dije te quiero, apreciadlo como vuestra vida, porque segunda vez quizás no haya.


"¿Y qué hay ahora de ese al que tanto amabas?
¿Ya lo olvidaste? El amor de los jóvenes
¡No habita el corazón sino los ojos! ¡Cuántas lágrimas
Por él, y cómo lavaron tus claras mejillas!
¡Cuánta agua salada vertida inútilmente!
¡Por un amor que ya no sabe a nada!

¿Por qué el amor parece tan dulce en apariencia
y si se prueba tan tirano y cruel?

Y sí, ella posee la riqueza de lo bello,
pero es pobre, porque todo cuanto tiene consigo ha de morir.

Pues porque para el amor no hay limites de piedra
y lo que el amor puede lo debe intentar el amor.

Si alguna vez fuiste tu mismo, si los suspiros eran tuyos,
tu y tus suspiros eran para los ángeles, y ahora has cambiado".

- William Shakespeare

Reencuentro

Utilizar mis recuerdos como lienzo, utilizar mis sentimientos como color.


Estaba sentado al lado de un árbol, ese lugar al que solía recurrir para escribir con mayor comodidad, el lugar donde ellos se encontraban. Esperaba que alguna idea se le viniese a la mente, su nuevo libro lo tenía devastado, quizás porque era acerca de ella o quizás porque simplemente quería olvidar.

Poco a poco se sumergía entre lágrimas, unas que no eran visibles, unas que sólo ella vía y seguro  hubiese sabido lo que estaba sucediendo y eso no le agradaba en lo absoluto. Tomo valor e intentó escribir el final de aquella historia, pero no se le ocurría nada. ¿Cómo poder terminar todo con una simple frase, con un párrafo absurdo? Era imposible

Levantó la vista hacia el cielo, siempre conseguía inspirarse viendo aquel azul celestial, lo relajaba y habría su mente. Entonces sus miradas se encontraron, y ya no, ya no podía apartar la mirada de aquellos ojos, aquellos ojos que entraban en su alma y la abandonaba sin esfuerzo alguno, y de pronto, surgió una sonrisa.

"Y sí, quedaremos como extraños, personas que nunca se conocieron. Pero algún día te encontraré caminando en la soledad, y de mis labios escucharás entre susurros —mientras te observo a los ojos con fijo detenimiento—, un 'Te quiero' ".

Abismo de ilusiones

Esos recuerdos que siempre estuvieron en mi memoria, aquellos que nunca quise conservar.


     Siempre nos hacemos falsas esperanzas, aquellas que nos destruyen y nos abandonan en los momentos menos esperados, aquellas de las cuales nos enamoramos ciegamente, aquellas a las que llamamos ilusiones.

Puede que me refiera al día en que nos conocimos con un termino tan equivoco como "error", no puedo decir que ese día ocurrió una desgracia ya que en aquel momento caí en un abismo, que aunque me doliera el impacto, de una u otra manera me dejaría enseñanzas. Lo que creí recíproco fue una falsedad que dio origen a una confusión,  de la confusión nacieron aquellos sentimientos y éstos terminaron liquidándome. 

Entonces llegué a una simple conclusión ¿para qué sirven los sentimientos? Simple, para dificultarnos nuestro transcurso y para hacernos madurar; ser quien somos hoy en día. ¿Cómo sería la vida sin obstáculos o problemas? Está claro, no sería una vida.

Un simple sentimiento

Si por locura me caracterizasen estuviese internado, si por amor me caracterizasen, ya no tendría remedio.


      Todo se ha perdido en el aire, todo se ha desvanecido como aquello que sentí hacia ti alguna vez. Jamás hubiese pensado que te necesitaría como te necesito en este momento, jamás me hubiese imaginado que por pensar en ti me acostumbraría a tu presencia.

Sé que te has marchado pero aún sigues presente, en mi memoria, en mis sueños, en mis ilusiones. ¿Cómo decirte que te quiero si tú no sabes lo que sientes por mi? Aquellos momentos felices, aquellos momentos en que todo era "perfecto". Ahora entiendo que la perfección no existe, ahora entiendo el porqué de muchas cosas.

Aquellas mariposas que llevaban tu nombre, esas que me agobiaban en esos momentos han muerto, todo se ha acabado. Los corazones se ha hecho polvo, los recuerdos se han extraviado y tu olor ya no lo percibo. 

Quizás, si algún día me vieras de otra manera, ese día ya no estaré presente, mis pisadas se habrán desvanecido, mi sombra no estará a tu lado. Todos nos cansamos de esperar, los bancos se hacen incómodos, los píes se extenúan y el tiempo se agota. Sólo queda un alma atormentada que no podrás consolar porque ya se habrá marchado, habrá encontrado a alguien más ya que, a los desafortunados el tiempo los apremia.

Letras confusas