Otro presente por San Valentín

Quizás en el pasado hubiera dado mi vida por ella, pero hoy en día, su vida será quién se arrodille ante mi.


      Un día antes de San Valentin todos hacen los preparativos, comprar sus obsequios, elaborar sus cartas de amor y la floristería se llena de encargos; yo como todos los años, no hago nada. No me interesa un amorío de semanas o una persona que esté a mi lado sólo para que me haga compañía, al fin y al cabo la mejor acompañante es la soledad.

Pero no les mentiré, sí me gustaba alguien  una chica muy peculiar, sus ojos eran prominentes de un color castaño claro, el cabello tan oscuro como una sombra y su piel pálida de color blanco mate, era perfecta y yo, pues un simple fotógrafo que sólo sabía captar la magnificencia en un abrir y cerrar de ojos, y ella lo era.

Tenía fotografías donde su belleza era tangible, pero jamás una fotografía donde nos encontrásemos los dos, eso me afectaba pero intentaba no pensar ello. Éste año decidí hacer algo distinto, algo que saliera de los parámetros conocidos, un regalo que de seguro a ella le encantaría. Una sesión de fotos, eso sería perfecto, seguramente quedaría impresionada, yo saldría triunfante y le declararía mi amor.

El día de San Valentín todos sus pretendientes le regalaron infinidades de presentes, costosos a simple vista, pero por mi parte, sólo le llevaba una carta y un collar que tenía un corazón tallado por mi. Me acerqué con cautela y le di mi presente, al abrir la carta sus rasgos cambiaron, estaba completamente cautivada y aceptó de manera inmediata, pero rechazó el collar diciendo que no me quería, que no utilizaría esa asquerosidad y podía echarlo a la basura.

Mi corazón se partió en mil pedazos ¿de verdad no tenía ni una oportunidad con ella? ¿Aceptaba mi amistad por un simple interés? Sí, interés, por eso me permitía estar a su lado. Mi temor más oculto se había vuelto realidad, el rechazo. Todos tememos al rechazo, algunos lo pasan por alto o simplemente lo ignoran, por mi parte es un golpe directo a cualquier sentimiento y puede cambiar fácilmente tu manera de pensar, y eso fue lo que sucedió.

La cité para antes del atardecer ya que esa hora es magnífica para hacer buenas fotografías. Cerca de mi casa había un bosque frondoso, a unos cuantos kilómetros se encontraba un lago dentro de el, un lugar perfecto para elaborar mi respuesta a su rechazo.

Mientras arreglaba todo el material tocaron la puerta de mi casa, era ella, con un vestido gris impresionante, sus bustos sobresalían de el, su cabello destacaba y sus ojos podrían penetrar cualquier cosa que se propusiese. Pero ya era tarde, ya no estaba interesado y eso era un factor importante que quizás ella debió haber notado.

Caminamos hasta el lago y en el trascurso hicimos varias paradas, visualicé el bosque como nunca antes, ya que ese sería mi escenario. Los árboles de secuoya se extendían en todo el perímetro, tan altos que parecían llegar al cielo, tan aglomerados que la luz apenas llegaba hasta nosotros. El lago estaba impecable como siempre, sus aguas expectantes tan azules como el mismo cielo, su amplitud era hermosa. 

Ella no pudo esperar y decidió comenzar enseguida, claro que yo también, entonces saqué del bolso unos de los implemento que utilizaría. 

—Mi padre tenía afición por la caza, hurtar una de sus dagas no fue lo complicado. Claro que tú no debes preocuparte, no creo causarte más del dolor que tú ocasionaste. Por eso no sufrirás cuando te extirpe el "corazón". Digamos que siempre quise poseerlo, pero vamos, jamás creí que lo tendría literalmente entre mis manos.

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