Anonimato



Una carta llegó al umbral de mi casa, era un sobre de color negro un tanto peculiar el cuál sólo llevaba mi nombre escrito en la parte delantera. Me apresuré en abrirla:

     
      "Sólo te escribo esta carta para despedirme, expresando mis últimos sentimientos hacia ti, intentando aceptar que todo fue una ilusión y jamás iba a suceder lo que deseaba; pero eso es parte de la vida y tengo que aceptarlo.

'Aceptar' una palabra un poco descabellada, porque si a las situaciones de la vida nos referimos jamás las terminamos aceptando, ya sea por capricho o por el simple hecho de que no estamos a gusto. Nos terminamos acostumbrando y  a eso le llamamos 'aceptar'.
Sí, costumbre, eso fue lo que me sucedió contigo, me acostumbré a tus miradas, tus caricias, tus sonrisas y tu presencia. Sentarnos a hablar por horas, contarnos todo lo que sentíamos y vivíamos a diario. Me hiciste dependiente al cariño que me ofrecías y cuando éste se agotó quedé desorientado.

Ya todo quedó en el pasado, nada importa, ni tú ni yo, sólo esos sentimientos que quedaron destruidos, esos sentimientos que te he enviado en esta carta.
Espero que entiendas lo que sucedió, lo que está sucediendo y lo que sucederá si no aprecias a las personas que tienes a tu alrededor. Vivirás en el anonimato, con temor a las sonrisas, a los sentimientos, a las personas, si no amas, éso te sucederá; tarde o temprano terminarás desvaneciéndote entre el olvido, entre el tiempo, entre los recuerdos. No prevalecerás ni en la memoria de las personas que alguna vez te quisieron, ese será tu destino.

Con cariño, tu mejor amigo".

Letras confusas