Ansiedad

El tiempo siempre apremia a los desafortunados, hoy en día me atrevo a decir que soy una prueba auténtica de ello.


Había pasado tanto desde aquel entonces, ya su imagen no se reflejaba en mi memoria, sólo sabía que aún existía en mis deseos, que esa llama de lucha no se había extinguido y aún, tenía esperanza. Sólo recordaba su sonrisa con exactitud, esa que me enamoró cuando la vi aunque sea por unos minutos, estaba grabada en mis sentimientos.

Faltaban ya veinte para las seis, estaba exhausto pero aún no quería marcharme de aquel lugar; siempre me ha agradado la música, ese concierto en el que me encontraba era excepcional y aunque era hora de partir, me detuve a comer algo. Una figura se paseó en frente de mi, una muy familiar, una que atormentaba mis sueños y ahí supe con precisión de quién se trataba, era ella. Intentando engullir difícilmente el pedazo de pizza que me quedaba, sólo alcancé a decir su nombre, no quería dejarla escapar, no quería pasar por ese calvario nuevamente, no sin ella. 

Sus ojos verdes se posaron en mi, haciéndome alucinar como la primera vez que nos vimos, no podía creer que volvería a ver esos risos tan oscuros como mi sombra, esa piel tan blanca como una nube, estaba paralizado. Lentamente se acercó a saludarme y se detuvo a medio andar, sostuve un grito ahogado intentando no aparentar mi ansiedad, pero ella lo notó. Sonrió como si estuviese avergonzada, me abrazó y se marchó sin más.

Esa inquietud que se presentaba en mi cada cierto tiempo, esa frustrante melancolía de poder recordar por qué la quería tanto, por qué mis recuerdos siempre apuntaban a un rostro sin facción alguna, se disipó al verla.

Sólo añoraba uno de sus besos, una de sus caricias, quizás un "te quiero", quería sentirla a mi lado, quería hacerla mía y saber que jamás se marcharía; pero sabía que eso no era posible, ella no estaba interesaba en lo absoluto y yo, sólo tenía que aceptarlo, por eso la había intentado olvidar sin éxito alguno y ahora todo había vuelto a renacer. 

Estuve días desorientado, queriendo revivir ese momento, verla por tan sólo unos segundos fue como haber logrado cada una de mis metas, sentía que era sólo mía aunque así no fuese, ya no sabía qué hacer para volver a hablarle, no tenía el valor para hacerlo y volvería a sufrir solo, nuevamente...

Entonces mi móvil sonó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Letras confusas