Notas


Porque todos, en algún momento, planeamos nuestra muerte.



Un día por la mañana le abracé fuertemente,
Porque moría por hacerlo,
Y entonces me aferré a mis ilusiones,
Y sólo pensaba en verle en mi hora libre,
Y garabateaba en los márgenes de mis libretas,
Y compartíamos la hora de la comida,
Y sabía que existíamos,
Y llegaba la hora de salida,
Pero no nos despedíamos,
Porque sabíamos que nos volveríamos a ver.

Un día al medio día le tomé la mano con fuerza,
Porque sabía que le quería,
Y entonces me aferré a su seguridad,
Y sus sonrisas me hacían sentir completo,
Y esperaba el tiempo indicado para estar solos,
Y sólo podía suspirar al pensarle,
Y llegaba la hora de irnos,
Pero nos costaba despedirnos,
Porque nos queríamos realmente, y eso era todo.

Un día por la tarde la miré con un temor inexplicable,
Porque todos cambiamos,
Y entonces me aferré a sus mentiras,
Y sus palabras me hacían pensar en su verdad,
Y ya no nos veíamos con frecuencia,
Y sus labios sabían distinto,
Y ya no estábamos presente,
Y entonces nos marchamos,
Pero no se despidió aunque yo sí lo hice,
Porque todo era distinto, y eso me hacía entristecer.

Un día por la noche mis suspiros eran mis plegarias,
Porque sabía que no le recuperaría
Y mi piel sólo pensaba en sus caricias,
Y su reír era lo único que recordaba,
Y ya no le volvería a ver,
Y no recordaba el sabor de sus labios,
Y el café ya no hacía efecto,
Y sólo quedó una caja de condones a medio usar,
Y ya no había un nosotros, un yo o un él,
Y entonces me aferré a mi muerte,
Y gasté lo que me quedaba en una pluma de su color favorito y algunas píldoras,
Y entonces escribí mi ausencia,
Pero sólo me despedí de lo que eras, de tu pasado, nuestro pasado,
Porque así lo tenía planeado, y nadie merecía esa carta, así que la rompí.

Un día al amanecer me tomé las píldoras...


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