¿Qué es gratitud, justicia, honestidad..., un título?

Un grito de ayuda que se ahoga en el ego, que no es escuchado por el ello ajeno, y aun advirtiendo aquel suicidio premeditado, prefiere no escuchar, no intervenir hasta que todo está culminado, cuando el cuerpo  del ego subyace en los suburbios de su mente, entre un charco de conocimientos que no tuvo el valor de aprehender, de hacerlo suyo. Entonces, el ello asiste, cuando no hay nada que hacer, ya que el cuerpo está ahí, inerte, sin vida, o con más vida que antes, lo cuál es aun más trágico.

Si el ego sigue con vida, se apacigua, se inmuta, crece, se desarrolla, toma el conocimiento y se esfuerza por comprenderlo, creando nuevos esquemas mentales, pero sabe cada vez menos que antes, y eso lo frustra, lo comprime, lo asfixia, lo excita, lo llena, lo satisface; porque así debió ser siempre, ¿había la necesidad de morir? Sí, y moriría muchas veces más, porque su curiosidad lo ameritaba, sus demonios se lo pedían, el conocimiento lo hacía necesario; morir y resucitar

Y así se extravió en el vapor de aquella taza de té, que el ello ajeno, como de costumbre, demoró en traer.

¿Qué hay más allá del vapor, del afecto, de la acción, del impulso, del egoísmo, de la muerte?

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