Cher Père

Hola,

Tenía mucho tiempo que no me dirigía a ti de esta manera, mucho tiempo que había olvidado el cómo escribir una carta de navidad. ¿Por qué dejé de hacerlo sin siquiera despedirme? Pues la verdad, no lo sé, creí que ya habías dejado por sentado que no era el niño inocente que te pedía cosas mediante una tradición todos los 24 de diciembre, haciéndome el dormido o el despistado para que te colaras por la puerta trasera permitiéndote dejarme tus mejores esfuerzos bajo el arbolito; creí que era una tontería creer que tú eras otra persona, creí que si lo dejaba de hacer, era respuesta de que ya había madurado, pero no, jamás fue la respuesta y jamás comprendí que para ti significaba tanto como para mí.

Ahora que creo haberme disculpado tontamente, quiero decirte que estoy feliz por ti, feliz por todos los obsequios que me diste, feliz por todo lo que me enseñaste, feliz, porque ahora estás en un lugar mejor cuidándome y observándome, buscando la manera de ayudarme y hacerme comprender lo que antes no podía. Así que quiero que estés tranquilo porque a pesar de todo, me hiciste fuerte, me enseñaste a luchar, me enseñaste a aprender.

Y como la tradición lo dicta, comencemos:

Este año me he portado bien y eso lo sabes. Sé que perdimos algo comunicación cuando me fui del país y no estabas de acuerdo pero aún así respetaste mi decisión, sé que comprendiste que era nuestro última despedida, porque los dos lo sentimos; pero no lo fue, hice lo imposible y volví para despedirme de ti antes de que te marcharas, así que no estés triste.

He tenido muchos logros desde tu partida, y eso lo debes saber mejor, ya que sé que estás a mi lado de alguna manera. Así que quiero que me obsequies algunas cosas para seguir adelante…, quisiera pedirte que estés a mi lado, pero sé que eso no es posible y además sería egoísta perdírtelo de esta forma y en este momento, así que sólo deseo sabiduría, esa que usabas para regañarme y decirme todo lo que estaba mal y cómo tenía que hacerlo.

Deseo fortaleza, para poder afrontar todos los retos que se me presentarán de ahora en adelante, y ya como no te tengo aquí para aconsejarme, me la debes.

Deseo salud, necesito ser tan sano como pueda estar, ya no estás a mi lado para llevarme la sopa a la cama o para llevarme a algún médico cercano si se presenta una emergencia, ahora soy yo el que debe llevar al que lo necesite.

Deseo tranquilidad, sé que estás en un lugar mejor, sé que debo comprenderlo, sé que estoy haciendo mi mejor esfuerzo, pero a veces, cuando siento que he avanzado mucho y creo caer desde muy alto y que todo comienza desde cero y no sé cómo hacer para levantarme…, Ahora bien, sé que te he pedido muchas cosas, creo que estas cosas son mucho más difíciles de conseguir que cuando estaba chico, pero quiero pedirte una última …, deseo que seas feliz, deseo que estés bien.

Así que yo también lo haré, me limpiaré las lágrimas, sonreiré de verdad y viviré con el mejor optimismo que pueda conseguir, me esforzaré, por ti y por mí.

Recuerdo tu expresión cuando nos mirabas escribir las cartas, esa mirada de alegría y un poco de preocupación porque la mía siempre era la más larga. Ahora es igual, no he cambiado mucho en ese aspecto, tiendo a escribir mucho, a hablar demasiado y a explicar más de la cuenta; pero eso siempre te agradó.

Creo que ya no tengo más nada que decirte, como siempre dejé todo a última hora y debo salir a ayudar con los preparativos de la cena, así que debo despedirme.

Si me enseñaste a ser fuerte, ahora enséñame a vivir sin ti.

Sin más que acotar, recuerda que te quiero demasiado.

Para: Papá
Para: “Santa o el Niño Jesús”. 

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