Sólo un escritor

Entonces escribí grandes historias, historias que protagonizo pero donde no estoy presente.


La palabra escritor es sinónimo de audacia, de imaginación, pero también es sinónimo de soledad. Por su gran sabiduría sólo él sabe que la soledad es la mejor compañera, pero que al final del relato, terminará destruyéndolo; él terminará deseando entrar en sus historias, vivir aquellas experiencias que tanto deseó pero no cumplió, y que ahora están plasmadas en papel.

Siempre que tengamos deseos, entonces habrá escritura. Siempre que piense en sus más grandes anhelos, lo tendrá en su imaginación y acto seguido en un papel, para así no olvidarlo jamás, para haberlo obtenido sin que así fuese.

En todos mis relatos escribo sobre un amor imposible, aquel amor perfecto que todos deseamos, no importa su estatura, color de piel o cabello, ni qué tan maravillosos sean sus ojos, el alma del personaje seguirá siempre ahí. La chica que tanto quise pero nunca tuve, y el chico que siempre deseé ser pero jamás fui.

Sin importar la historia, sin importar el final, sólo somos ella y yo. Dos personas que nacen de la realidad pero viven en un cuento inexistente, ya que es la única manera de que estén juntos, de que su amor pueda subsistir

El público siempre ha sido el mejor crítico de todos, despiadado, perverso, bárbaro. Lo que ellos no saben es que esperan leer algo que se asemeje a sus pensamiento, quizás a sus historias, pero aún así siempre tienen el mismo objetivo, sentirse identificados con plenitud.

Por esa misma razón el escritor no debería escribir para el público, debería escribir para él mismo, relatarnos sus grandes proezas, sus extraordinarias crónicas y fascinarnos con las grandes hazañas que su alma quiere expresar.

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Letras confusas