Sus labios

Una sonrisa, una caricia, una mirada, un sueño. Sólo eso pasó por mi mente cuando todo aquello ocurrió.



La primera vez que me preguntaste en qué pensaba, era muy evidente. Veía tus labios, esa fina comisura que definía grandes manjares que algún día querría poseer, sólo los deleitaba, pero me descubriste en el proceso. Entonces sonreí y pensé "¿Por qué no me besa ya? ¿Qué es lo que espera?" El deseo cada vez se intensificaba más, y para mi, era desesperante.

Luego analicé la situación más a fondo, no es el momento pensé. ¿Pero cuándo será? No puedo aguantar mucho ese martirio; soy muy impaciente y más aún en esa circunstancia. Sólo podía ver sus ojos, intentando descifrar el porqué de lo que estaba pasando, pero era inútil  siempre lo era; era diferente, interesante y eso me gustaba más de lo que temía.

Mis mejillas se enrojecieron dejando al descubierto esos grandes deseos, mis grandes anhelos, pero me cubrí el rostro con su sweater mientras sonreía como cualquier idiota; no notó lo sucedido.

El olor a bosque se acentuaba, el ambiente se hacía más pesado, sólo la lujuria era visible, y eso es algo que ni yo podría ocultar, ya era tarde, estaba perdido, completamente cautivado, me había capturado con su hechizo.

Una chispa de picardía se asomó en su interior, sí, podía ver sus intenciones, podía leer sus espejos del alma. Entonces ya estaba perdido, fue más rápido de lo pensado, un beso tan fugaz como la luz, tan irreal como un sueño pero tan dulce, más dulce que cualquier caramelo.

El mundo desapreció en un instante y sólo quedamos nosotros, el cariño y nuestros sueños.

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